domingo, 18 de marzo de 2007

LOS MEJORES MOMENTOS DE EARL

Si aún no has visto la primera temporada, te aconsejamos que no sigas leyendo este artículo, pero si eres tan insensato de no hacernos caso, luego no nos pidas responsabilidades, el karma nos protege.
La primera temporada de la serie está plagada de buenos momentos, estos son algunos de los mejores:

Earl robó un ordenador portátil en uno de sus numerosos golpes. Tras buscar en el ordenador información sobre el dueño, van a parar a la universidad ya que es propiedad de una profesora bastante atractiva. Por el camino Earl se despista por mirar a "Poncho, el pez azul" y acaba chocando contra una parada del autobús, que promete reparar al día siguiente. Llega el día siguiente y Earl olvida reparar la parada por lo que el karma no dudará en castigarle con picaduras de abejas, golpes y chicles en el suelo, hasta que cumpla su promesa.

Earl estaba furioso porque Joy había programado su boda con el "hombre cangrejo" el día que él cumplía años, por lo que este acabó arruinándole la boda en un intento de reconciliarse para empezar a ser amigos.
A cambio decidió prepararle una nueva boda pero entre unas cosas y otras, acabaron acostándose. El hecho de ser infiel, no era algo que preocupase demasiado a Joy, pero Earl se vió obligado a ser sincero con el "hombre cangrejo".

Earl y los demás se dedicaban a entrar en casas vacías para robar
todo lo que encontraban. Un día el plan falló y los dueños regresaron antes de tiempo, obligando a Earl a esconderse en un armario para no ser descubierto. La mala suerte quiso que el armario fuera el de un niño que tenía miedo al "hombre del saco" y que se traumatizara de por vida al ver a Earl escondido en su habitación de madrugada. Para compensarle Earl decide acompañarle todas las noches encaramado a un árbol que hay junto a su ventana, hasta que el chico pierda el miedo y apague completamente la luz. Lo que no sabe es que los árboles están repletos de bichos y caracoles.

Durante el fin de año de 1999, el "hombre cangrejo" convence a los demás de las fatalidades que traerá el "efecto 2000". Earl y la pandilla decíden pasar la Nochevieja en un sótano, con el objetivo de ser los únicos supervivientes el día después.
Llega el 1 de Enero y todo hace indicar que los únicos humanos sobre la tierra son ellos, lo que no sabían es que todo el pueblo estaba presenciando el desfile.
Como dueños absolutos de la tierra, decíden que lo más sensato es vivir en un centro comercial, así no tendrían que cargar con nada y con una única ley: "el primero que llega, se lo queda". Lo que al principio parece ser un chollo, acaba por convertirse en una batalla campal que tornará en paz cuando Randy proponga usar un expendedor de números para decidir como hacer las cosas.

Earl se enfrenta a algo aparentemente fácil, pagar impuestos. Durante muchos años, él y su hermano Randy, han dejado de pagar impuestos y Earl está dispuesto a devolver hasta el último centavo.
Lo que en un principio se aventura como algo sencillo, acaba con la paciencia de Earl y Randy, que deciden cometer infracciones para ser multados. Como esto no funciona, no dudan en idear uno de sus planes que acabará con los dos protagonistas atrapados en una torre de agua al intentar llamar la atención de las fuerzas de seguridad.

El número 1 de la lista era el último tipo al que robó 10 pavos antes de ser atropellado. Earl creía que devolver los 10 dolares sería fácil hasta que se enteró que al tipo que le robó, tenía pensado invertirlo en el boleto con el que él ganó la lotería.
Earl se veía en la obligación de devolver el dinero, a pesar de necesitarlo para enmendar sus malas acciones, pero estaba convencido de que el karma le daría los medios para seguir con su lista. Con lo que no contaba era con el voraz apetito de Randy.

Lo bueno de las boleras es que los jugadores guardan sus objetos de valor en los zapatos y Earl y los chicos lo sabían. Un día encontraron una placa de policía y en vez de devolverla como habría hecho cualquier persona civilizada, la usaron para sacar provecho de las ventajas de ser policía.
Una vez decidido a devolverla, Earl tendría que ayudar al policía a cumplir su sueño frustrado: ser jugador de bolos.

Tras presentarse en las oficinas de una gran cadena de tiendas de perritos, para denunciar las malas acciones de uno de sus establecimientos y no ser escuchado, Earl decide manipular las pruebas de acceso a la empresa para que Joy, Randy y los demás entren como empleados con un único objetivo: robar todo lo que puedan para devolvérselo a un pequeño vendedor de perritos que vio como esta gran empresa destrozó su sueño. En lo que no pensaron fue en que no todas las fotocopiadoras pasan por las puertas.

1 comentario:

Sunne dijo...

Adoro esta serie, adoro a Earl y al hombre Cangrejo, y claro, a Joy y la guapsima Catalina, como da sus saltitos de streaper.hhahahaha