La mayoría de vosotros despedísteis la serie hace ya unos meses. Yo decidí esperar al dvd y pegarme esos maratones lostianos que tan bien nos sientan. Quinta review de la sexta y última temporada.
Rebobinemos un momento hasta el episodio anterior, el quinto. Jacob envía a Hurley y a Jack a una misión que consiste en guiar un faro para que "ciertas personas" puedan llegar a la isla. En realidad, el hombre de blanco quiere que el doctor descubra su particular "Gran Hermano" (el lugar donde ha observado a los candidatos, todos estos años) y así comprenda lo importante que es.
Por otra parte, Claire y Jin siguen juntos a la espera de que llegue el "amigo" de la chica. Ella cree que su hijo Aaron está retenido en el templo. Jin le intenta convencer de que se marchó de la isla junto a Kate y está a salvo. Ante esta información, la joven enfurece y al koreano no le queda otra que volver a cambiar la versión de la historia (¿se lo habrá creído?). En esto, llega Locke, el "amigo" de Claire.
Nuevo episodio. De la realidad fuera de la isla solo comentaré un par de cositas. Tenemos historia protagonizada por Sayid. En este nuevo presente parece que el irakí ha abandonado su peligroso trabajo de asesino a sueldo (aunque tampoco nos aclara mucho). Está de visita en el típico barrio residencial. ¿A quién va a ver? A Nadia, solo que esta vez es la esposa de su hermano y tiene dos hijos (nuevo cambio en la historia).
Por lo demás, este flashsideway no nos descubre gran cosa. El amor sigue intacto entre ambos (aunque esta vez sea imposible), un par de encuentros fugaces con otros personajes (Jack y Jin) y la reaparición estelar del colgado de Keamy, uno de los militares que Widmore envió a la isla en la cuarta temporada, como prestamista.
Un último detalle. Aunque no lo quiera, Sayid siempre acabará por tomar la vía rápida de las balas.
Una vez zanjado lo ocurrido fuera, vayamos a la isla, que es aquí donde se cuece lo realmente bueno de este episodio. Para muestra, la última escena antes de los créditos de inicio. Claire y Locke están frente al templo.
Títulos de apertura. Claire irrumpe en el templo, con decenas de armas apuntándole, para entregarle un mensaje a Dogen: "Locke quiere verte".
El ¿samurai?, que no es tonto, decide quitarse el muerto de encima enviando a un representante en su nombre.
Sí, habéis acertado. El que más le molesta ahora mismo es Sayid. Hace muchas preguntas y tarde o temprano se volverá en su contra. Por se motivo, le cuenta una breve historia sobre el hombre de negro (curioso que siempre digan eso de "no le escuches, si lo haces estarás perdido") y le entrega una daga con la que "presuntamente" acabará con él y demostrará que aún hay bondad en su interior.
Tras la charla, el irakí sale en busca de redención y se cruza con Kate, que se dirige al templo (oportuna la niña).
Sayid no tarda en encontrarse con John -humo negro- Locke. Sin pestañear, este le clava la daga que Dogen (¿La daga de Dogen? Vaya juego tonto de palabras) le ha entregado como única arma capaz de acabar con el maligno. Lejos de sangrar o mostrar furia, Locke se muestra más enfadado por no haber sido saludado que por la puñalada (qué cabroncete más salao). No hay dolor, no hay sangre, no hay venganza.
Como si de una campaña política se tratase, Locke tira de discurso ("puedo darte lo que quieras") para reclutar un nuevo adepto.
Mientras, en el templo, Kate llega hasta el agujero donde Claire está retenida por los otros. Como es una inconsciente (y porque ya no pinta mucho en la historia), ratifica la historia que Jin contó sobre Aaron. Le cuenta que como había desaparecido no le quedó más remedio que llevárselo fuera de la isla, donde le crió y acabó convirtiéndose en un niño adorable. Le confiesa también que si ha vuelto es para reunirlos de nuevo.
No sabe lo que ha hecho, pero tampoco le da tiempo a darse cuenta. Locke está a punto de llegar y hacer su particular exterminio.
Sayid regresa al templo y lejos de pedir explicaciones a Dogen (lo hará un poco más tarde), emite su comunicado al resto de habitantes. Locke les da la oportunidad de unirse a él al anochecer. Si lo hacen, no correrán ningún peligro, pero si deciden permanecer allí, morirán sin ninguna contemplación.
El daño ya está hecho, el caos y el pánico es evidente. Para colmo, ninguno de los cuatro candidatos (Shephard, Kwon, Reyes y Ford) está en el templo.
Es hora de pedir explicaciones. Tras un breve encuentro, Sayid y Dogen tienen una refriega que acaba con el samurai muerto en el fondo del estanque sanador. En ese momento llega el traductor y le alerta del terrible error que ha cometido ("acabas de dejarle entrar"). Sayid asiente con la cabeza (y con cara de loco) y acaba también con su vida.
Confirmación. Sayid no guarda rencor por la misión frustrada de Dogen, sino que se ha "transformado" al igual que Claire.
Acto final. El humo negro tiene vía libre al templo. En ese momento llegan a él Sun, Lapidus, Ilana y Ben (qué casualidad). Linus se ofrece voluntario para entrar a rescatar a los candidatos que puedan quedar dentro. Se encuentra con el nuevo Sayid y su escena dantesca de muerte en el estanque y decide salir pitando y con el pantalón 'cagao'.
El humo negro se carga a todo bicho viviente por allí, a excepción de los que han huido o seguido su consejo.
De nuevo, vuelve a haber dos grupos. El formado por Locke, los supervivientes del templo, Claire, Kate, Sawyer y Jin (que no permanecen en escena) y el de Sun, Ilana, Ben, Lapidus, Miles...
Se acabó la transición en el templo. Ya no hay protección para los candidatos. Dos equipos, mismo terreno.
El mal contra el bien. Fundido a negro. Fin.Continuará.
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