Me llamo Earl: ¿Por qué siempre se van los mejores?

Desde que estrenase la magnífica cuarta temporada temía que llegase este día. El día en que finalizase para siempre "Me llamo Earl". Siempre me quedarán sus episodios y sus grandes momentos, pero no será igual.

Una serie diferente....

"Me llamo Earl" ha demostrado ser una de las mejores y más originales comedias de los últimos años. Con una apuesta totalmente diferente y una imagen totalmente alejada del glamour televisivo habitual, Earl Hickey y el resto de vecinos de Candem irrumpieron en nuestros hogares con su soez lenguaje, sus estrambóticas personalidades y por encima de todo, su buenísimo fondo.

Daba igual las burradas que se le ocurriesen a Joy (querer arrancar los dientes de Catalina y prenderla fuego para deshacerse de su, aparentemente, cuerpo sin vida), las guarrerías que hiciese Randy (inyectarse hormonas de tiburón en el escroto), o la identidad oculta de un misterioso Darnell (repitiendo, sin saberlo, la vida de Sidney Bristow). Cada capítulo acababa con moraleja. A veces muy pillada por los pelos y otras realmente realmente emotiva.

Un desafortunado bache....

Todos los que han seguido la serie han llegado a la misma conclusión. Intentar eliminar el estilo procedimental fue su gran error. Si a esto le sumamos una tercera temporada mucho más lenta y falta de la chispa de las anteriores, tenemos el abandono por parte del público.
Yo fui uno de los que la dejó en el tercer año, para qué engañarnos, pero conseguí armarme de valor y lanzarme a por la cuarta.

Una despedida precipitada....

Hace pocos minutos he podido ver el episodio que ponía punto final a una magnífica última temporada. Un episodio muy divertido y alocado y que nos ha dejado un cliffhanger que debería haberse resuelto en lo que creían una casi segura quinta temporada.
Pero las bajas audiencias y los presupuestos altos nunca fueron grandes aliados y la renovación jamás llegó.

El final, aunque abierto, no ha sido tan sangrante como el de otras muchas series canceladas. Pero más allá de que la serie hubiese acabado con Earl tachando el último número de la lista, me hubiese gustado un episodio autohomenaje de esos en el que todo el pueblo de Candem aparece haciendo de las suyas.
Y es ahí donde, en cierto modo, el penúltimo episodio podría servir de broche final.

Al más puro estilo del "Crímenes Imperfectos" que emite La Sexta y recordando a los dos especiales de "Cops" emitidos en la segunda y tercera temporada, en "Pesquisas internas" asistimos a la investigación de la desaparición del dueño de la Taberna del Cangrejo. Reconstrucciones con actores, animaciones por ordenador, entrevistas, archivos policiales, sensacionalismo y un final tan subrealsita como gamberro.

¿Veredicto? Muchas risas y una profunda pena por su precipitado e innecesario final.