Jack Bauer ha conseguido esconder a los niños en el refugio de la escuela minutos antes de la llegada de los hombres de Juma. Por ahora están a salvo pero Benton necesita llegar hasta ellos para trasladarlos a la embajada de los y desde allí enviarlos a los E.E.U.U, pero mientras los soldados no abandonen el poblado, no podrá hacer nada y no piensan moverse hasta que Jack haya derramado su última gota de sangre.
Afortunadamente, Benton logra comunicarse con Bauer a través de señas y se las ingenian para que mientras Bauer elimina al cabecilla, el resto se dirija a la localización de su amigo donde este acaba tiroteándoles.
Una vez liberado, Jack ayuda a Carl a montar en el autobús escolar a todos los niños para llevarlos antes de que se agote el plazo. Ambos saben que el camino estará lleno de soldados dispuestos a arrebatarles a los pequeños y aunque Bauer no contempla la idea de ir a la embajada donde Trammell le espera sí que acepta acompañarles durante el camino por si surgieran problemas.
Como cabía esperar, los problemas no tardan en surgir y se ven obligados a seguir a pie a través de la maleza.
Parece que el destino no quiere que Bauer siga huyendo de la justicia norteamericana ya que con Benton sentenciado solo él puede entregar a Trammell los papeles para que los niños suban a uno de los helicópteros de evacuación.
En un último acto heroico, Carl Benton decide dar a los niños algo más de tiempo extra atrayendo hacia su propia trampa a los soldados que venían pisándoles los pies y con ese gesto ayuda a Jack a llegar hasta la ciudad. Pero los problemas no han terminado.
El tiempo para la evacuación se acaba y Bauer se enfrenta de nuevo a unos cuantos hombres armados y lo que es peor, a niños que apenas pueden mantener firme una metralleta.
Tras un duro enfrentamiento y rodeados de caos y miedo, los chicos de Benton llegan junto a Jack a la embajada, pero Trammell aún tiene la última palabra.
Se niega a dejarles pasar sin la presencia de Benton y ni siquiera cuando Jack le entrega los papeles de adopción parece estar dispuesto a dar su brazo a torcer. Pero Trammell es igual de listo que despreciable y ve en ese inofensivo grupo de niños una moneda de cambio para conseguir extraditar a Bauer a los E.E.U.U.
Antes tal situación Jack se ve obligado a aceptar las condiciones impuestas y se entrega a los soldados americanos con la condición de que los niños sean evacuados.
Mientras, en Sangala una guerra civil está a punto de estallar y al margen de las vidas inocentes que están en juego, o del hecho de que el general Juma pueda hacerse con el poder, está la idea de que este golpe esté financiado con dinero estadounidense.
¿Por qué razón podrían estar los E.E.U.U. interesados en tal atrocidad? ¿Qué clase de negocios se traen entre manos? ¿Por qué todo esto salpica de lleno al Presidente del país? ¿Por qué ocurre todo el mismo día en que este abandona su cargo y se nombra a la nueva Presidenta?
Sean cuales sean las respuestas a estas preguntas, Jack Bauer estará allí para ser juzgado y podemos estar seguros de que si algo amenaza la paz él pondrá su solución al problema.
Fin
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