Especial: 1000 entradas... hablando de series (#989)

Novecientas ochenta y nueve entradas hablando de series. Series con las que crecí, con las que conocí a infinidad de gente, con las que reí, con las que lloré, con las que me sentí identificado y con las que lo pasé realmente bien.


En una época en la que el cotilleo y el morbo invaden la televisión y en el que los dibujos animados y series juveniles solo tienen como objetivo la venta de merchandising de todo tipo, me enorgullece saber que fui de los muchos niños que creció viendo series como "Los problemas crecen", "Un chapuzas en casa", "Cosas de casa" o la que encabeza esta entrada, "Padres forzosos".
¿Quién no recuerda a la pequeña Michelle (quien ha visto a las Ollsen y quién las ve) y sus cucamonas? ¿Al tío Joey haciendo el bobo? ¿Al tío Jesse y su colección de peines?
Una serie familiar de las que ya no quedan y que, además de divertirnos, siempre tenía un claro mensaje que dar a una generación que crecía junto a ellos. 


Recuerdo el sábado en que Antena 3 estrenó, después de la genial "Malcolm", la que ellos anunciaban como nueva serie de los creadores de "Los Simpson". En su momento no me pareció gran cosa, pero con el paso de los años y tras hacerme con sus cuatro temporadas pude empezar a comprender que su parecido con la familia amarilla solo era en el tema de los cuatro dedos.
A día de hoy, y tras ver las recientes películas que la rescataron del pozo de la cancelación, espero con ganas los nuevos episodios de esta segunda etapa. Quiero volver a encontrarme con Bender, comprobar por donde va la relación Fry-Leela... En definitiva, mi brillante culo metálico quiere más "Futurama".


Hace unos cuantos años, tras finalizar el curso, me marchaba a pasar el verano a una casita que teníamos en el pueblo. Un pueblo en el que apenas había gente, en el que no tenía a  mis amigos y en el que el único entretenimiento que había, además de contemplar la naturaleza, era la televisión.
Fue entonces cuando tuve mi primer acercamiento a "Buffy Cazavampiros". Recuerdo perfectamente que el episodio que vi fue aquel de las hienas de la segunda temporada y también que lo poco que me gustó de él fue la canción del opening.
Años después me reencontré con ella, gracias a su spin-off "Angel". Fue entonces cuando me enamoré de todos y cada uno de sus episodios.


Lo reconozco. Por mucho tiempo, formé parte de ese noventa y nueve por ciento de gente que no ha visto "Sexo en Nueva York" porque cree que es una serie exclusivamente para mujeres.
Tras ser convencido por gurús como Felipe (Serieina) y hacerme con el joyero de la serie completa (olé mis huevos), puedo decir que, aunque mantengo parte de esa opinión, sí que es una serie disfrutable por cualquier tipo de espectador. Ya seas hombre, mujer, gay o hetero, "Sexo en Nueva York" es igualmente entretenida.
Aún tengo pendientes unas cuantas temporadas y las dos películas y no creo que tarde mucho en volver a caer en los embrujos de estas cuatro locas.