Perdidos: 6.09 "Ab Aeterno" (Ab Aeterno)

La mayoría de vosotros despedísteis la serie hace ya unos meses. Yo decidí esperar al dvd y pegarme esos maratones lostianos que tan bien nos sientan. Octava review de la sexta y última temporada.

Tras ocho episodios centrados en seguir a los dos bandos de la partida y comprobar cómo hubiesen sido (como son) las cosas fuera de la isla, toca un CAPITULAZO como Jacob manda.
Una historia emotiva de esas que también cuenta "Perdidos", con una música que te pone la piel de gallina, con un desarrollo tremendo y repleto de escenas que consiguen humedecerte los ojos.
Por si todo esto fuera poco, Richard Alpert, el fiel súbdito de Jacob, es el gran protagonista.

"Ab Aeterno" prometía ser uno de los episodios más importantes de la temporada. No sé si lo será (aún queda mucho por ver), pero de momento ha sido uno de los que más me han gustado y de los que más me han emocionado.
Durante cuarenta y seis minutos (sí, es un poco más largo) dejamos de lado a Jack, Locke y compañía, para conocer la (demandada por los fans) historia de Alpert y averiguar por qué es como es y por qué y como llegó a la isla.



Antes de adentrarnos en el episodio en sí, recordemos el recorrido de Richard -Ricardus- Alpert en lo que va de temporada.
Tras descubrir que Jacob ha muerto y que ahora es el hombre de negro el que dirige el cotarro, Richard entra en una espiral de desesperación y pérdida de fe en la que lo único que desea es morir (cosa que sabemos que no puede hacer).
Más datos: Ya sabemos que llegó a la isla el "La Roca Negra" y que el hombre de negro le conoció cuando aún llevaba cadenas. Ahora sabremos por qué y como.

Comienza el episodio. Flashback. Jacob visita a una malherida Iliana en un hospitalucho de mala muerte. Allí le da instrucciones para proteger a sus candidatos. Unas instrucciones a medias que deberá completar Richard (se supone que este fue informado) en el futuro.
Presente. Richard asegura a Iliana y al resto que él no conoce ningún plan (puede que directamente no, pero Jacob no dejaría cabos sueltos) y que es hora de cambiar de bando (¿Por qué esta pérdida de fe? Hoy tendremos respuesta).



Flashback. 1867. Ricardus cabalga por suelo tinerfeño en busca de un medicamento para su moribunda amada, Isabella. La desesperación y pobreza le hacen forcejear con el médico del pueblo (un ser deplorable), al que acaba matando accidentalmente. Es encarcelado y condenado a muerte. Camino de su ejecución, es vendido como esclavo, acabando así en la bodega de un braco llamado "La Roca Negra".
Hace muy mal tiempo y el barco es arrastrado por unas enormes olas (¿casualidad? ¿Jacob?) que lo llevan a naufragar a la isla.

Dos nuevas respuestas, aunque pilladas por los pelos. La estatua la destrozó el barco, empujado por las olas y el barco acabó en mitad de la selva por la misma razón.
Con el barco varado en la selva, los tripulantes que no han muerto son asesinados por el capitán, o por el humo negro, que viendo sus posibilidades, opta por dejar a Ricardus con vida.
A base de manipulación y engaños (transformarse en Isabella es de ser un pelín cabrón), el hombre de negro consigue un nuevo aliado para acabar con Jacob.



Jugando con la baza de la fe y el amor que Ricardus siente (le habla de la fe, del maligno, del diablo, del infierno, del amor...), el hombre de negro utiliza un discurso parecido al que Dogen utilizó con Sayid en el templo. Le entrega la misma daga que Dogen entregó a Sayid (¿acaso la charla y el arma es una especie de ritual necesario para acabar con uno de los dos?) y le envía a una misión, a todas luces, suicida. Debe acabar con Jacob.

Jacob, que aún no ha encontrado a sus 'finalistas' no se deja intimidar y tras arrearle una paliza de órdago a Alpert, le habla sin paños calientes.
De antemano, le deja claro que Isabella está muerta, que no está en el infierno y que no es el diablo. Le confiesa haber sido él el responsable de lo del barco y le explica el verdadero significado de todo.
La isla, es la encargada de retener (brillante la metáfora de la botella, que sería el universo, el vino, que sería el mal, y el tapón, que sería la isla) la maldad y él el encargado de demostrarle al hombre de negro que el ser humano no es malo por naturaleza.



Le explica que lleva mucho tiempo trayendo a gente a la isla para que demuestre a su contrincante que el ser humano es bueno y bondadoso. Le confiesa también que él no puede influir en sus decisiones y que deben ser ellos los que actúen correctamente.
Es ahí donde Richard le advierte de la posibilidad que hay de que el hombre de negro sí opte por influir en los 'sujetos'. Momento que Jacob aprovecha para elegirle como eterno intermediario (¿Por qué desear la inmortalidad cuando tu amada ha muerto y tu vida es una m****a?)

De vuelta al presente. Richard acude al lugar donde muchos años atrás enterró el colgante de Isabella y donde el hombre de negro le ofreció una segunda oportunidad.
Tras desenterrar el preciado objeto, reclama su segunda oportunidad para unirse al bando 'negro', pero en lugar de presentarse Locke, lo hace Hugo, que tiene un mensaje muy importante que le hará replantearse su cambio de equipo.



Hugo le cuenta que Isabella está con ellos en ese momento. Tiene dos cosas importante que hacer. Despedirse y transmitir un importante mensaje. Le dice algo así como que no puede permitir que el hombre de negro salga de la isla y que debe seguir creyendo en Jacob, como en todos estos años. Si no lo hace, todos irán al infierno. Mientras, desde la distancia Locke parece presenciar la escena.
¿Fin? ¡No! Aún queda un último cartucho.

Volvamos al pasado. Jacob y el hombre de negro se encuentran. De la escena podemos sacar dos cosas. Una conversación que se traduce en que es el primero el que impide al segundo salir de la isla (tiene que haber algo más, porque si no ya habría acabado todo) y una escena memorable con el segundo reventando la botella de vino contra una roca (señal de que sigue dispuesto a que el mal salga de su recipiente).
Ahora sí.Fundido a negro.Fin.